El castillo Sforzesco (Castello Sforzesco en italiano) fue construido en el siglo XV por Francisco Sforza, duque de Milán, y fue la residencia de los señores de la ciudad durante cuatro siglos. Fue una de las fortalezas más grandes de Europa y se encuentra en el límite del parque Sempione, el más grande de la ciudad.

El castillo fue construido originariamente a mediados del siglo XIV por Galeazzo Visconti, el señor de Milán, y simbolizaba el poder de la familia Visconti. Con la muerte de Galeazzo, el poder de la familia disminuyó, al igual que el del castillo. Nobles españoles, franceses y alemanes trataron de reclamar el título del castillo y las batallas se sucedieron una tras otra, hasta que Francesco Sforza y los milaneses tomaron el poder y expulsaron a la familia Visconti.

Sforza hizo reconstruir el castillo original, pero quiso mostrar su poder y sofisticación dándole un toque renacentista. Para construir la nueva fortaleza, contrató a un famoso arquitecto florentino conocido como Filarete. El castillo tiene forma cuadrada, con cuatro torres en cada esquina, tres patios y un foso.

Leonardo da Vinci pasó la mayor parte de sus años dorados como artista en el castillo. Contribuyó a la realización de numerosos frescos en varias estancias de la fortaleza y muchas de sus obras representan a figuras de la corte, como La dama del armiño, La belle ferronière y Retrato de un músico.

El Castello Sforzesco es el monumento más grande de la ciudad de Milán y el segundo más popular, después del Duomo. Después de un exhaustivo proceso de restauración, llevado a cabo a principios del siglo XX, el castillo ahora alberga distintos museos y colecciones de arte.